El tratamiento de la luz es uno de los misterios recurrentes en las artes visuales, pero… ¿y cuándo el arte lo compone la luz en sí? Diseccionamos la vida y obra de tres artistas conceptuales cuyas obras no se cuelgan en la pared. Su soporte es el espacio. Su aliado, la percepción. La incandescencia es su pincel.
Un artista es vanguardista cuando, por ejemplo, emplea materiales no tradicionales en el mundo del arte. Jenny Holzer, especializada en tableros computarizados LED y proyecciones de mensajes textuales en edificios o parques, es vanguardia en letra grande.
La artista conceptual americana comienza a trabajar con luz y textos cuando fija su residencia en Nueva York. Las ideas son su materia prima y los textos, su medio de expresión. Espacio, tiempo, tamaño, estética y apariencia: Holzer juega como nadie con estos conceptos. No da respuestas… plantea interrogantes. Arte inquietante con resultados impactantes.
Mensajes publicitarios, políticos, feministas, sociales… Ella se atreve con todo y es capaz de resumir cualquier inquietud cultural en una sola frase. Realismo poético o crudo: arte para todos los gustos. Su obra se ha expuesto con éxito en los mejores museos del mundo y en espacios públicos emblemáticos de la envergadura de Times Square.
JAMES TURRELL
Nacido en Los Ángeles, Turrell es uno de los grandes. Su secreto es generar una conversación sin palabras con el espectador a través de la combinación de la luz en el espacio. Su obra entra por los ojos y atraviesa el cuerpo hasta sacudir las conciencias de quienes observan.
“Al igual que un pensamiento mudo viene de mirar un incendio, quiero crear un ambiente que al mirarlo se convierta en consciente”. Obsesionado por las ilusiones ópticas y la psicología de la percepción, Turrell consigue a través de su obra que nos veamos a nosotros mismos. Esto sólo puede ser fruto de una búsqueda interior incesante.
Turrell ha sido galardonado con premios tan prestigiosos como el Guggenheim y o el MacArthur Fellowships. Algunas de sus fascinantes piezas pertenecen a colecciones del Museo de Arte Contemporáneo (Los Ángeles), el Museo de Arte Moderno (Nueva York), el George Pompidou (París) o The Tate Modern (Londres).
LIGYUNG
Turno para una artista coreana que también trabaja con la luz y el espacio, pero con una particularidad: el empleo de focos y tecnología láser. En sus instalaciones, la interacción entre láser y espectador es la clave. Sombras, reflejos… Un juego en donde la luz, sinónimo de claridad, es engañosa. Una obra maravillosa.
Agradecimientos a Sofía Urbina, de Art Advisory Services.