El negro es uno de los colores con más connotaciones psicológicas que existen. Simboliza elegancia, poder formalidad, misterio y, en ocasiones, miedo. Tradicionalmente asociado a ideas negativas, su percepción ha cambiado con el paso del tiempo y hoy es uno de los básicos en moda e interiorismo. Utilizado en su justa medida, es capaz de crear espacios plagados de modernidad y distinción. Oliva Iluminación apuesta por este color y os muestra en este post sus infinitas posibilidades lumínicas.
Capaz de adaptarse a cualquier estilo decorativo, la versatilidad del negro es capaz de crear atmósferas atemporales llenas de fuerza y osadía. Integrar luz blanca en una carcasa negra es sinónimo de impacto visual, equilibrio y dinamismo combinados en un mismo elemento. Es el caso de Alpha, de Vibia, en sus versiones oval y redonda.
El aparente riesgo de escoger una luminaria negra dependerá del espacio y de la inteligencia de quien lo diseñe. Nuestra lámpara de techo D28 Cubetto direcciona la luz a través de sus cinco difusores negros de vidrio hacia puntos muy concretos, creando una atmósfera estática plagada de sobriedad y elegancia. Es el ejemplo perfecto de iluminación artificial acertada con una nota oscura de color.
La creencia popular es que una lámpara negra reduce visualmente los espacios y resta
luminosidad a las estancias. Por eso, es aconsejable utilizarlos en zonas con mucha
iluminación natural o con un refuerzo importante de luz artificial. Las elipses concéntricas y móviles de nuestro modelo Copérnico, de Artemide, son ideales para realzar zonas o dotarlas de profundidad, a capricho. Un accesorio con un toque elegante, vanguardista y muy chic.
El contraste, como siempre, es la clave. El negro combinado con colores claros o neutros crea un armonía única, dramática en ocasiones y, por qué no, también acogedora. Es el caso de este espacio revestido con ladrillo visto donde la absoluta protagonista es la Construction Lamp L, de Moooi. En este caso, el golpe de gracia es la sabia combinación de estilos, elementos decorativos y texturas dentro de una misma estancia.
De techo (Josephine T, Metalarc), de mesa (Funghi M Me, Metalarc), de pie (Tizio, Artemide)… Todas las opciones son válidas. Además de no reflejar la luz en la forma convencional que todos conocemos, una lámpara negra hace que aumente la temperatura. Su uso, por ejemplo, en cocinas debería estar muy restringido. No se recomienda emplazar este tipo de luminarias en espacios reducidos con pocas o ninguna ventana, pero el resto de estancias -incluso el cuarto de los niños- tienen carta blanca para experimentar con las múltiples combinaciones que ofrece este tipo de luminaria.
Los amantes del diseño podrán comprobar cómo una estancia gris, azul marina o marrón se transforma en un campo de experimentación gracias a la sabia incorporación de este tipo de lámparas, siempre combinadas con elementos decorativos plagados de color que confieran protagonismo a cada rincón. La sofisticación del contraste y de las sombras la podemos ver en Octonom, interpretación moderna de una lámpara de araña barroca.
Para espacios en los que se desea aligerar la sensación de pesadez (ideal para estudios y áreas de trabajos) existen propuestas tan interesantes como ésta: Nenúfar, de Marset, es una lámpara de techo confeccionada en negro que parece flotar en el espacio confiriendo ligereza a su totalidad.
En esta misma línea, el extraordinario diseño de Wireflow de Vibia no sólo utiliza el negro sino que lo convierte en prácticamente transparente para que el color de las paredes siga teniendo absoluta primacía sobre el espacio que protagoniza. Una lámpara que simplifica y pulveriza la estética barroca en la que está inspirada para dotar de elegancia y formalidad a cualquier estancia.
Todos estos productos están a la venta en Oliva Iluminación.
