Como Oliva Iluminación, Marset es una empresa familiar especializada en el diseño y fabricación de lámparas con décadas de historia y tradición. Concretamente fue en 1976, cuando la familia Marset, ahora dirigida por los hermanos Javier y Carlos Marset empezó su negocio en Badalona.
Esta semana, el gigante del sector de la iluminación ha invitado a Oliva Iluminación a visitar su recién reformada fábrica en Tarrasa, a la que se trasladaron a principios de año y que ahora se ha convertido en su sede en España. La nave, situada en una antigua fábrica de chocolate, tiene unas dimensiones espectaculares. En total, 11.000m2 de espacio perfectamente distribuido para conseguir una división invisible de todos los procesos de fabricación y de ocio para los trabajadores.
Acorde con las nuevas tendencias y fieles a su compromiso con el planeta, Marset ha desarrollado sus oficinas apostando por las energías renovables -utilizando energía solar- y el trabajo en equipo con espacios amplios y relajados con mesas de ping-pong y zonas de exterior de chill-out.
Uno de los grandes pilares de la compañía, es el valor de la fabricación artesanal, algo que mantienen en la actualidad para la producción de sus lámparas. Un claro ejemplo de este método es Dipping Light que, más allá de su función como lámpara, busca emocionar. El proceso de fabricación es casi hipnótico, pudiendo ver cómo se van creando las distintas capas de pintura en su superficie que luego modificarán el color y tipo de iluminación de cada modelo. Encendida, las distintas tonalidades de pintura tamizan la luz creando un efecto mágico en el ambiente; apagada, un objeto de decoración único.
Jordi Canudas, su creador, nos confiesa que Dipping Light nació como un experimento más, metiendo una bombilla encendida en pintura para ver el efecto que esta tenía en la forma de iluminar. Y el experimento no pudo salir mejor. Ahora, gracias al éxito de su primera versión de sobremesa, la marca quiere ampliar sus usos ofreciendo una versión portátil autónoma, de suspensión, de aplique y otro tamaño intermedio (ø20 cm) entre los dos existentes de sobremesa.
También pudimos observar el proceso de fabricación de sus lámparas de cerámica, en el que la marca es realmente una especialista. El proceso de fabricación, como no podía ser de otra forma, es artesanal: primero, el modelo se diseña digitalmente y se aplica la silueta al material cerámico. Una vez se han creado los moldes y se han secado, se pintan una a una a mano. Su modelo más conocido es el que tiene el interior pintado de dorado con un tinte especial de oro atomizado de 24k.
En las imágenes, se pueden ver los diseños listos para pintar de las lámparas Pleat Box y Scotch Club. Ambos basados en dualidad de sus acabados en los que, el exterior en cerámica crea un increíble contraste con el interior esmaltado reflectante.
El exterior de ambas está disponible en cerámica blanca, marrón, negro, terracota y gris y, para su interior, aunque su versión más conocida es la esmaltada en oro de 24k, también está disponible en blanco brillante. Utilizando bombillas de luz LED estos modelos consiguen una luz indirecta que evita el deslumbramiento y, combinado con el acabado de oro, genera una luz extremadamente cálida que convierte cualquier espacio que ilumine.
Desde Marset y Oliva iluminación trabajamos para crear algo más que lámparas, trabajamos e investigamos para ayudar a transformar habitaciones para mejorar vida de las personas y crear belleza con nuestros diseños. Ahí reside la clave de nuestros valores: dedicación, innovación, esfuerzo y autenticidad.