TMM
Una base en forma de aspa sostiene un primer tramo del fuste, de sección cuadrada, que muda en circular al llegar a su punto medio. Por él se desplaza la pantalla arriba y abajo, retenida a la altura deseada por la resistencia de una simple goma tórica. Una verdadera lección de inteligencia y buen gusto con el mínimo uso de componentes.
Peso aproximado (sin embalaje):
4 kg / 8.8 lbInformación técnica:
Incluye fuente de luz (mercado CE):
Bombilla LED: 12 W / 1.521 lm / 2700K / A++ (sujeta a actualizaciones de tecnología LED)
E27 – E26 / Alt. Máx. 125 mm / 4.9” / Potencia máx. 100 W
* Mercado UL: Potencia máx. 25 W para pantalla blanca con difusor superior.
Compatible con bombillas de Clase de eficiencia energética (C.E.E): A++… E.
Apta solo para uso interior.
Utilice siempre la fuente de luz recomendada o una equivalente.
Tensión de entrada: 100, 120, 230 Vac.
(50 Hz / 60 Hz). Según destino
Dimensiones
Ø 30 cm / 11.8”
20 cm / 7.9”
50 cm / 19.7”
60 cm / 23.6”
166 cm / 65.3
Material
Estructura en nogal, roble natural.
Pantalla regulable en altura de cartulina blanca (difusor superior de metacrilato translúcido blanco opcional – sólo para bombillas de
bajo consumo) o beige.
Fuente de luz
Bombilla LED 12 W
Otras fuentes de luz:
Máx. 100 W
Miguel Milá
Miguel Milá, diseñador industrial e interiorista, inventor y bricoleur, inició su carrera en los años 50 siendo uno de los pioneros de la disciplina en España. Ante la escasez de recursos de la época, decidió diseñar sus propios objetos de diseño. Pronto empezó a producirlos a través de su empresa Tramo (Trabajos Molestos), permaneciendo verdaderos clásicos contemporáneos hasta la actualidad. En 2016, el Ministerio de Educación y Cultura le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Nacido en Barcelona en el seno de una aristocrática familia relacionada con el ámbito artístico (su tío Pedro Milá Camps encargó a Gaudí la célebre Casa Milá, conocida como La Pedrera), Miguel Milá empezó a trabajar como interiorista en el estudio familiar que compartía su hermano Alfonso Milá con Federico Correa. Eran los años 50, época de autarquía y constante crisis, en que apenas se sabía qué era el diseño industrial.
La curiosidad juvenil de Milá le introdujo al mundo de la experimentación material, dejando de lado sus estudios de arquitectura hacia una artesanía más útil. Pasarían 3 años hasta que fundase Trabajos Molestos o TRAMO, junto a sus dos amigos arquitectos, Francisco Ribas Barangé y Eduardo Pérez Ulibarri, una empresa centrada en el diseño y producción de mobiliario de interior. De aquí surgirían las primeras versiones de la lámpara TMC (1958) y la lámpara TMM (1961), dos clásicos atemporales que continúan incumbiendo generaciones del presente. A comienzos del siglo XXI, Milá fundó su propio estudio de interiorismo y diseño, custodiando sus procesos y perfeccionando su técnica: “En realidad soy un diseñador preindustrial. Me siento más cómodo con aquellos procedimientos técnicos que me permiten corregir errores, experimentar durante el proceso y controlarlo al máximo. De aquí también mi preferencia por materiales nobles, que saben envejecer”
Fuera del taller, Miguel Milá participaba en reuniones con arquitectos y diseñadores donde debatía sobre la estética y la modernidad arquitectónica de la ciudad condal. La primera asociación de diseño industrial en España, la ADI-FAD, nació de tales discusiones y fue fundada junto a André Ricard, Antonio de Moragas, Oriol Bohigas o Rafael Marquina, entre otros. Desde su creación, el grupo se dedica a difundir el diseño español en el extranjero y Miguel Milá pasa a ser presidente entre 1974 y 1984.
Miguel Milá define su estilo de creación como un proceso de artesanía, basado en “tener una idea e ir quitando lo que sobre”. Así sucedió con la lámpara Cesta (1964) y su posterior familia compuesta por varias lámparas de sobremesa, tales como Cestita o Alubat y varias de suspensión como Globo Cesta. “Una lámpara está más tiempo apagada que encendida, entonces hay que cuidar mucho de su forma para que contribuya al espacio de la forma más emocionante posible” afirma Milá. El Barcelonés también fue profesor durante 14 años, impartiendo clase en las reconocidas escuelas de diseño de Barcelona, ELISAVA e EINA.
En 1987 fue reconocido con la primera edición del Premio Nacional de Diseño, ex aequo con André Ricard, y en 2008 recibió el Compasso D’Oro del ADI italiano como reconocimiento a su trayectoria profesional y su contribución a la difusión del diseño español en el extranjero. No cabe mencionar su séxtuplo de reconocimientos por la ADI-FAD. Artesano e industrial, Miguel Milá ha dejado una huella en la historia del diseño europeo, sin temor ni vacilación.
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